Infantas y Reinas

La primera María Tudor no fue la que todos conocemos, la hija de Catalina de Aragón, sino su tía. De ella heredó la luego reina de Inglaterra su nombre y de ella vamos a hablar hoy. Casada muy joven con un hombre que le triplicaba la edad, consiguió casarse con el hombre que quería tras enviudar, a pesar del riesgo que corrieron por ello. Os contamos también por qué se enfrió su relación con su hermano Enrique VIII y qué tienen que ver Felipe el Hermoso y Juana de Castilla en esta historia.

Hoy hablamos de los testamentos en la Edad Moderna y en especial de los de las reinas: ¿cómo los dictaban y a quién? ¿qué disposiciones incluían? ¿qué les dejaban a su familia y damas? ¿a quién dejaban sus bienes las reinas sin hijos? Como siempre en este tipo de episodios, dejamos que hablen las protagonistas a través de sus propias últimas voluntades y os contamos por ejemplo qué reina dejó como heredero a su hermano (teniendo marido) y qué otra dejó como heredero a su marido (teniendo hijos).

Hoy hablamos de la última hermana de Carlos V que nos queda: Catalina, la menor. Sufrió el encierro de Tordesillas junto a su madre Juana I de Castilla pero finalmente acabó casada con Juan III de Portugal. Catalina fue la madre de María Manuela de Portugal, la primera esposa de Felipe II, hijo de su hermano Carlos, y de Juan Manuel, esposo de Juana de Austria, hija también de Carlos V y fundadora de las Descalzas. Fueron los únicos de sus hijos que llegaron a pasar la infancia, pero ninguno de los dos cumplió los 20 años de edad. Los dos nietos que le dieron a Catalina murieron también jóvenes y en ese momento se extinguió la línea de la hija más querida de Juana I.

En el siglo XIII una princesa noruega atravesó media Europa para venir a Castilla a casarse con un hermano de Alfonso X el Sabio. Kristina de Noruega es una gran desconocida, no sólo porque quedó sepultada en la niebla de la Edad Media, sino porque apenas vivió 4 años una vez que pisó Castilla. Se dice que murió de melancolía y nostalgia de su patria, a pesar de que su marido, Felipe de Castilla, la veneró. Hoy hablamos de ella y de cómo muchos siglos después en Covarrubias se ha cumplido uno de sus deseos por parte de la fundación que lleva su nombre.